De la esperanza de vida a la vida sin esperanza

En los comentarios me han hecho muchas veces la misma pregunta: si, gracias a los avances de la medicina se ha duplicado la esperanza de vida, ¿cómo se pueden rechazar la totalidad de medicamentos y vacunas?

Hoy toca responder detalladamente a este tema.

Hay dos frases que la industria conoce y explota muy bien, y son las siguientes:

1 – Hay mentiras, grandes mentiras y estadísticas.

2 – El demonio está en los detalles.

La medicina oficial dice que la esperanza de vida se ha duplicado en los últimos 100 años gracias a sus avances. Pero eso hay que matizarlo para entender por qué y en qué casos se ha duplicado, y los motivos reales de ese aumento.

Cuando dicen que la esperanza de vida en el 1900 era de 34 años para los varones, la gente se imagina que nadie llegaba a los 50 años y que todos morían jóvenes. Que los niños no conocían a sus abuelos.

 

Si miramos la píramide de población del 1900 y la del 1998, podemos ver que había gente de todas las edades, aunque como en el 1998 la población española era el doble que en 1900, había el doble de todas las edades, pues el gráfico no representa un porcentaje, sino el número total de personas vivas.

Por ejemplo, mi bisabuela vivió 99 años sin haber tomado en su vida ningún medicamento y encontrándose perfectamente hasta el último día. Murió de aburrimiento: le gustaba mucho andar por la montaña (cuando yo era pequeño me costaba seguirla de lo rápido que andaba), hasta que se hizo daño en una pierna y ya no pudo andar más. A partir de ese momento perdió interés por la vida y se fue apagando como una vela cuando se le termina la mecha. Murió sin haber tenido nunca ninguna enfermedad.

¿Entonces a qué se debe que hubiera una esperanza de vida de 34 años en el 1900?

Pues muy sencillo. Esa edad es el promedio de años de vida de toda la población. Como había mucha mortalidad infantil, si un niño muere al nacer y otra persona vive 70 años, el promedio de los dos es de 35 años.

En la tabla siguiente se puede ver que la esperanza de vida de un recién nacido es más del doble en el 1998 de lo que lo era en el 1900. Pero apenas pasamos el peligroso periodo de la infancia el aumento de la esperanza de vida es moderado, y por causas que luego se explicarán.

CAUSAS DE LA MORTALIDAD INFANTIL

A la industria de la enfermedad le encanta decir que la gran disminución de la mortalidad infantil es debida a la implantación de la vacunas, pero eso es totalmente falso. En este artículo están todos los gráficos que demuestran que el descenso del 90% de la mortalidad infantil en todas las enfermedades se produjo antes de que las vacunas fueran introducidas.

Curiosamente, un porcentaje muy alto de la mortalidad era debido a que los médicos no se lavaban las manos. Pasaban directamente de la sala de autopsias de cadáveres con enfermedades contagiosas a la sala de partos sin lavarse las manos.

Hasta que un médico húngaro de origen alemán, Ignác Fülöp Semmelweis, se dió cuenta de que en las mujeres atendidas por matronas la mortalidad era 10 veces menor. Empezó a investigar y vió que la única diferencia era que las matronas no hacían autopsias. Muy contento con su descubrimiento intentó que el resto de médicos se lavara las manos antes de atender los partos, pero lo único que consigió es que lo echaran de la clínica por pesado e irrespetuoso con los demás caballeros médicos (exctamente igual que ocurre ahora con los médicos que descubren formas baratas, inocuas y sin efectos secundarios para curar el cáncer, son expulsados de su profesión y procuran arruinarles la vida). Pasaron décadas antes de que la higiene se implantara de forma generalizada en los hospitales.

La higiene en el hogar era bastante escasa.

Lavar las sábanas dos veces al año era bastante habitual. No había agua corriente, había que traerla de la fuente con unos cántaros. Como traer agua resultaba pesado, se usaba la misma agua para lavar y aclarar los platos y cubiertos de toda la familia. Las cucharas eran frecuentemente de madera, que se convertían en un nido de microbios.

El ganado, las mulas de labranza, gatos, perros y gallinas habitaban todos la misma casa y se tenía un contacto estrecho con ellos. Se usaba el corral para hacer las necesidades y no existía bidet. El contacto con las heces de animales y personas era casi obligatorio, y luego se tocaba la comida sin lavarse las manos casi nunca, y si se lavaban era con agua sucia y normalmente sin jabón.

Alimentos y agua en mal estado

En esa época no había frigoríficos. Cuando se sacrificaba algún animal en la casa o cuando se daba bien un día de caza o una oveja se rompía una pata, la carne se guardaba en una especie de jaula rodeada de rejilla metálica para que no pudieran entrar las moscas. Como nunca sobraba comida, se comían la carne cuando ya no estaba en buen estado, pues entonces no se tiraba nada. Eso provocaba problemas graves de salud que hoy en día no se producen.

Otra cosa habitual era que los alimentos y el agua fueran contaminados por excrementos de roedores

Carencias nutricionales

Hace un siglo la alimentación era muy poco variada. Había muy pocas variedades de frutas y sólo las comían los que vivían cerca de donde se cultivaban. Salvo algunas manzanas que se conservaban en sitios frescos, lo normal era pasar todo el invierno sin probar la fruta. En algunos sitios se colgaban melones con una cuerda del techo, para que aguantaran hasta Navidad.

La falta de frutas y vegetales crudos junto con la falta de higiene y la ingestión de alimentos y agua en mal estado conducía a que el sistema inmunitario de muchos niños no tuviera la suficiente vitalidad para superar una infección.

Lo que ha hecho aumentar la esperanza de vida han sido las alcantarillas, los frigoríficos, el agua potable, el jabón, tener ducha con agua caliente para lavarse en invierno. la abundancia de comida que permite que se puedan tirar los alimentos en mal estado y la variedad de frutas y vegetales frescos disponibles todo el año debido a la facilidad del transporte de mercancias. Algunos de los que se quieren apuntar el tanto, resulta que lo que están haciendo es contribuir a que la esperanza de vida pronto empezará a bajar, como voy a explicar a continuación.

LA ESPERANZA DE VIDA YA NO VA A SEGUIR AUMENTANDO

Como he escrito en el libro verde de la derecha, los que nazcan ahora van a vivir menos que sus padres y, lo que es peor, con una peor calidad de vida.

Nadie tiene en cuenta la calidad de la vida, sólo la cantidad, pero para mí tiene una mayor importancia la calidad que la cantidad. Como decimos en el naturismo, es mejor darle vida a los años que años a la vida.

Yo contaría como años de vida aquellos en los que se puede disfrutar con placer de todas las funciones corporales. Comer las cosas que te gustan; disfrutar de los paseos por la playa o la montaña; dormir placenteramente sin pastillas; mantener la actividad física y mental sin problemas, dolores ni limitaciones, etc. Alargar la vida de alguien teniéndolo entubado en una cama de hospital sin que el enfermo pueda hacer ninguna de las cosas que le gustan, me parece más un acto de sadismo que un avance de la medicina.

Como el aumento en la esperanza de vida de los últimos 100 años estaba basado en que murieran menos niños y eso ya se ha conseguido gracias a las cosas mencionadas arriba, va a resultar muy difícil, por no decir imposible, que siga aumentado la esperanza de vida en los próximos 25 años. Muy al contrario, va a descender gracias a la aplicación de los «avances de la medicina y la industria».

CONTRIBUCIÓN DE LA INDUSTRIA ALIMENTARIA Y FARMACÉUTICA EN EL DESCENSO DE LOS AÑOS DE VIDA

Veamos con detalle todos los puntos que van a reducir la esperanza de vida a partir de ahora.

1 – Las vacunas vuelven loco al sistema inmunitario. Esto está produciendo una explosión de enfermedades autoinmunes y del espectro autista. La vida de estos enfermos se reducirá, precisamente, por la agresividad de los tratamientos.

2 – El abuso de antibióticos nos está llevando a un callejón sin salida. Aquí está explicado.  La OMS informa de la amplia resistencia de las bacterias a muchos antobióticos  Dentro de pocos años morirán muchas personas por infecciones leves, gente que nunca hubiera muerto antes de inventarse los antibióticos.

3 – El número de muertos por medicamentos, cirugías innecesarias, errores médicos y efectos secundarios ya sobrepasa a las muertes por infartos o cáncer. Esta plaga del siglo XXI va a superar a las plagas más destructivas de la Edad Media en número de muertos.

4 – Cada año se inventan enfermedades nuevas con el único fin de tratarlas con drogas y ganar miles de millones. Lo más sangrante son los miles de niños que están siendo medicados con psicofármacos por comportarse como niños. Sólo con dejar de darles a los niños los 50 kilos de azúcar que ingieren al año, el 90% de los «problemas» desaparecerían.

5 – El abuso salvaje del consumo de leche. La leche es la primera causa de alergias, intolerancias, mucosidades e infecciones. El problema no son las enfermedades que causa la leche, sino los tratamientos de dichas enfermedades, que son los que van a acortar la vida de las personas que la toman. Eso sin contar el notable recorte en la calidad de vida que van a sufrir los susodichos lactantes.

6 – Aspartamo, glutamato, flúor, cloro y el resto de productos químicos añadidos a la comida y al agua en cantidades industriales. Estos productos, junto con los disruptores endocrinos, pueden dejar a la especie humana tocada para muchas generaciones.

7 – Comida basura, refrescos azucarados, chucherías, bollería industrial, grasas trans y calcio añadido en los alimentos. No creo que un elefante viviera más de 6 meses comiendo esas cosas.

8 – Es casi imposible entrar en la consulta de un médico y salir sin ninguna receta. La medicina moderna está salvando vidas en traumatismos, urgencias y algunas cirugías. Es una lástima que estropee la estadística de vidas salvadas con la excesiva y absurda medicalización de la sociedad, que deja el balance de vidas salvadas en números rojos.

CONCLUSIÓN:

La especie humana ha aumentado la esperanza de vida, de momento, a cambio de vivir una vida sin esperanza.